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Suena el despertador, estiro la mano, tanteo, reacciono, es la alarma del celular y no puedo tirarlo. Apreto de memoria los botones, pero no se calla, sigue sonando Eddie Vedder muy alto. Tengo que necesariamente abrir un ojo para apretar «Parar». Lo vuelvo a dejar en la mesa de luz.
Arrancó a partir de ese momento para mi, un nuevo día.

Respiro, saco los brazos, siento en mi piel y mi aliento la temperatura. De eso depende cuán rápido salgo de la cama o me tapo hasta la cabeza,…un ratito más.
Manoteo el celular y lo prendo abajo del acolchado. Lo saco del modo nocturno, activo el wifi ,y empiezan a caer las notificaciones. Ahí ya abrí los dos ojos y estoy casi despierta, paseo por las redes, para ponerme al día, porque después corro y es probable que varias cosas me queden colgadas.  Miro en la pantalla y busco el diminuto indicador del reloj y me doy cuenta lo rápido que pasa el tiempo en la mañana.   A partir de ahí ya sé cuanto me va a costar el día.

En menos de 4 meses cumplo años otra vez, y alguien, que hace mucho tiempo no me veía, me pregunto como hacía para verme siempre igual. ¿Igual?

El tiempo y sus concepciones. Las de la cronología de la luna y el sol y las de las apariencias, el tiempo rápido y el tiempo lento. Los 21 años y el año y medio. La intensidad y la suavidad, el tiempo que entendí que paso y era suficiente, y el que está pasando.

Pero también es verdad que lo vivo así.
Hay semanas enteras que corro, tengo que llegar…ahí, a ese lugar. El tiempo no me alcanza, siempre son las 24 horas que las siento de 36 o de 12. Otros que disfruto del sol, amo el sol, igual que el agua. Y puedo no solo respirar profundo sino pensar en mi en vos y en todos. Pero no me da el tiempo para hacer todo lo que me gustaría, ver a todos los que me gustarían y dormir todo lo que me gustaría.

Pero «parar» el tiempo, no! las agujas, ellas son tiranas (y no paran ni aunque se gasten las pilas o se detenga la cuerda), decidir conscientemente parar el tiempo, detenerme en una contemplación, una lectura, una flor, una ola, un momento de placer, eso depende de mi.
El tiempo que siga corriendo, ya no me preocupa!.
Si me salen canas, si la piel cede, o si me siento más joven que nunca, no depende del tiempo que pasó o cuánto pasó, solo depende de cómo yo me siento.

Que correr sea de championes en la rambla y no pisando el acelerador,
que la alarma me suene solo para recordar lo que agendé  y estaba esperando con ansias que pasara, que el espejo refleje la mirada profunda de la vida vivida, buena o mala.
Y que cuando salga de la cama lo pueda hacer de crocks y paso lento
para meter la taza con café con leche en el microondas,
sabiendo que tengo un gran día por delante, que quizás sea fácil o difícil,
pero que no llego tarde, que estoy a tiempo o que me pueden esperar…

Pd.: Influencias en el texto de Agustín de Hipona y para la tetera diseñada en la
Bauhaus no pasa el tiempo tiene mas de 90 años y sigue hermosa!.

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