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En la soledad del alma resuena el eco, de los latidos. Es lo que queda después de tanto correr ó llorar, sentir los latidos.

No solo una vez la hizo pasar vergüenza, tampoco la cuido ó le compro un vestido.
Obvio que en una familia patriarcal, la importancia la llevaba el varón el precursor del apellido.
Ni siendo reina del carnaval infantil del ´86 logró una mirada distinguida.
El orgullo era de él, su hija era la reina.

Como en la escuela, por la lotería genética le iba muy bien, no se miraban las notas ni se saludaban a sus maestras, ¿para qué?, ella podía sola.
A los 9 años ya iban solos en bus a la escuela y le tocaba llevar a su hermano hasta la puerta de su clase y saludar a su maestra todas las mañanas.
Para que los dos padres trabajaran tenía que haber una madre sustituta para el menor. También darle de comer, cuidar que haga los deberes, porque ella seguía siendo brillante y era su tarea. De lunes a viernes ejercía el tutorado anticipado de una niña grande protegiendo a su hermano, el sábado y domingo podía salir a jugar con su hermano también.
Cuál es la queja, si a casi todas les pasó, el mayor, el primogénito, lleva el legado o la carga.

Ya adolescente, abrieron la jaula y la soltaron, ya no podía ni quería estar ahí. Alta y desarrollada, más sagaz que el resto y con esa genética que permitía discusiones y argumentos, hizo lo que quizo entre los 12 y 14 años (sí una pre.adolescente) aún, pero no se dieron cuenta), padres totalmente distraídos que destetarían antes de tiempo a una niña que se convirtió en mujer.

Según  Freud la niña debería tener una admiración con su padre, ella no pudo, no lo entendía y él tampoco la comprendía a ella. 
Palabras que resuenan: des-protección, desamparo, soledad, supervivencia.
Años de terapia y algunas aún le duelen, otras no las pudo superar y otras le siguen dando miedo.

A lo largo de su adultez siguió igual, el día que se casó, el padre no le hizo un regalo de bodas, él se compró un traje de alpaca azul porque era el padre de la novia.
Cuando la madre se murió, fue peor, él cayó en picada libre. 
Se volvió a casar a los 5 meses con una mujer que se burló de él.
Y siguieron pasando los cumpleaños y siguieron llegando las llamadas solamente.
Después que se divorció y ella se quedó con todo. La hija, la mujer, la mayor lo ayudó a empezar otra vez, le da lástima o más le daban sus nietos.

Pero le duró poco, según él no puede con la soledad y se fue a vivir con una mujer abusiva.
Y en eso de verlo des-protegido, lo invitó a unirse infinidad de veces a su familia. Pero siempre dijo que sí y al rato llamaba para decir que prefería quedase con ella.
Nota no menor, en el proceso decidió vender la casa, la que construyeron con su mamá, la única que conoció y en la única que habitó.  Cuando le dijo que era un error el insistió que esa era su casa también, y ella tuvo que hacer los trámites, y los estafaron.

Pasaron unos años para que volvieran a verse, solo para los cumpleaños.

Ella siempre supo que él no se pudo reponer después de lo de su mamá y lo que hacía, no lo hacía de dañino, ó de eso se quizo convencer.
También aprendió la palabra egoísta, alguien que solo piensa en su bienestar, en su prestigio y su nombre. Antes que el resto está él, incluso de su hija. Seguramente lo aprendió de su padre. Lo único que le llama la atención es que esta característica la repiten varios hombres que la han rodeado.

Y apareció un tiempo de tregua, apareció con regalos para los cumpleaños de los nenes ya adultos, ellos sin entender, igual fue un buen gesto.
Y este verano qué pasó le regalo un vestidito de playa y un camisón, como augurando un doble pago por el esfuerzo.

Y nuevamente como le dijo que iba a pasar, su compañera falleció y quedó solo. Su compañera dio la orden que no lo echaran pero en el aire se contaban los minutos para vender la casa.
Y vino el virus y el encierro y estaba solo.  

Y capaz a ella se le olvida un poco todo lo que la descuidó, des-protegió y tuvo que sobrevivir.

Y no quiere que sienta lo que ella sintió y le regaló un vestido para su cumpleaños, el único en 42 años de vida.
Al final por pena nomas lo invita a convivir en familia, esta vez accede el virus fue la excusa para la decisión.

Pero se cae, se quiebra la cadera un día antes.
La vida que ella logró construir sin el y la que seguía construyendo nuevamente se detuvo.
Y se pregunta: ¿quién lo va a cuidar? ¿Dónde va a vivir? ¿Quién va hablar con el sin fin de médicos y comprarle los pañales? ¿Quién lo va a bañar en el seno de su desnudez?
El peso de la historia, los años y verlo indefenso le ganan la jugada.
Vuelve a perder un montón o posponerse por el, pero no hay mas nadie.
¿Tiene que hacerlo?
Solo supo ir al hospital, comprar una cama y cuidarlo, ella tiene tatuado en el brazo la palabra gracia (regalo inmerecido), capaz solo esta dando algo de todo lo que mucho le dieron y él no se entero.

En el alma lastimada, cansada resuenan los latidos de su corazón, ya casi no puede levantarse, pero es muy difícil no cuidar a un des-protegido y muy querido egoísta. 

2 Comments

  • Gime Asenjo dice:

    Ay pao!! Muy lindo el post pero que doloroso y difícil…Arriba!!!

  • Juan P. Salazar dice:

    Bueno… Con esto me doy cuenta que muchos hemos vivido cosas similares, las historias se repiten. Está muy bueno Pao que mantengas este espacio. Saludos!

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