Cuando Juli cumplió 18 yo tenía 38 y ella terminaba bachillerato y yo nunca había cerrado el ciclo del último año de secundaria. Me decidí a terminarlo y con miedo arranque. Era todo nuevo y seguramente todos eran mas chicos que yo, mas rápidos y mas inteligentes. Para mi sorpresa mi profesor de filosofía era el mismo que había tenido 18 años atrás Alejandro. Mas allá de esa coincidencia ame ese proceso, empoderador y gente hermosa alrededor. Pero sinceramente la filosofía me atravesó y lo poco que pudimos hablar o las clases que tomamos me trasladaron a un mundo ampliamente fuera de mi realidad y conocimiento. Terminó el semestre y le pregunte a Alejandro que opciones había y fue muy claro: Universidad de Humanidades o I.P.A. (profesorado de Filosofía a nivel terciario).
Pasé el verano evaluando, tanto para uno u otro tenía que trasladarme muy lejos y la pregunta era para que quiero seguir estudiando?, obviamente la respuesta ya la tenía: para dar, nunca me quedo con lo que tengo siempre lo doy. Así que ahí fui al IPA o el «liceote» como lo llaman (un poquitín con desprecio y otro porque el formato que es igual a un liceo).
La inscripción perfecta, la charla de bienvenida super inspiradora, explicando como funcionaba. Hasta ahí todo bien.
Empiezan las clases y no están todos los profesores, día por medio hay corte de agua y se suspende el turno nocturno, cuando ya salí de casa a una hora de viaje. La dos primeras semanas pensé o sentí que querían que me fuera, sentía que me empujaban.
Pero me puse la meta de aguantar 1 mes y después 2 y cuando me di cuenta ya estaba en julio.
Nos toco el salón 107 en el primer piso, el grupo se identificaba como 1ro.B Filosofía Nocturno. Soy o era muy tímida y el grupo era super numeroso con un nivel académico increíble, por lo que mas que quedarme callada, anotando y escuchando no fue. Pero lo que aprendí y deconstruí en mi vida fue enorme. Después de un para de meses ya algunos nos conocíamos, otros hasta hoy no se quien son, capaz forma parte del estudiante de filosofía, mas reservado, menos dado a los afectos, en fin si ese fuera el caso yo rompo con esa regla. Necesito la otredad para ser, incluso en el salón de clases. El salón estaba bien iluminado aunque íbamos de noche, ventanas altas y grandes que en invierno nos hicieron sufrir, mas de 40 sillas, que se fueron vaciando a lo largo del año. Nueve materias anuales y examen parciales durante el año, tener que leer libros de 200 páginas para acompañar las clases (los universitarios se reirán, a mi me gusta leer por placer y leo libros de 1000 páginas, pero por deber es distinto), llegar tarde y que te miren con mala cara porque se complicó en el trabajo. No tener cortes y casi dormirte en la silla. Y a pesar de eso tener profesores como Andrea o Julio que no solo preparan las clases previamente sino que te abrazan con sus palabras y no queres que termine la clase.
En mi bitácora de viaje me anoté un par de nombres de compañeros que no quiero olvidar y sus rasgos mas claros de los que fueron mas cercanos, porque lo mas lindo del proceso son los vínculos, el otro es el que te hace ser y como no son muy amigos de las redes o guardan su privacidad para sus
amigos me hice una lista, nuevamente solo para no olvidar o si me olvido que algo me haga recordar:
Setefanía: viene de Atlántida, sensible, muy parecida a mí (capaz porque venimos las dos de Canelones)
Micaela: des-inhibida, la primer compañera que me hablo, je!, buena compa,
Vicky: mil años en la Universidad de Humanidades, petisa, rubia, divina, libre como el viento
Juan: misterioso, nunca sabes si está bien o mal, pero siempre está
Santi: genio en lógica, super callado, pero de apoco estamos siendo buenos amigos.
Emilio, Marcos, Camilo, Álvaro, Gisell, Silvana, Andrea, Caro, Gimena, Nicolas, Dayana, Verónica, Valentina, Lucía, Noelia, Eisabeth, Guillermo, Florencia……..
Terminé primer año, 7 materias exoneradas 1 examen salvado y 1 perdido (lo doy nuevamente en febrero). Con 40, familia y trabajo es un muy buen saldo, y mirando al futuro casi tengo 1/4 de la carrera terminada. Sigamos que el I.P.A. no nos gana!! y nos prepare para cultivar el pensamiento crítico en adolescentes. Que feliz estaría si eso sucede en mi futuras clases.

