El climaterio, la presbicia, el dolor de rodillas y espalda, las ganas de acostarse a las diez y media de la noche.
Pasamos la barrera de los cuarenta y pico y unos antes otros después, sabemos que se viene todo eso. ¿Símbolo de madurez?…ser propietario, ahora a diferencia de antes a tener hijos en la escuela…a sentar cabeza.
Ahora se toma vino en botella y se elige la cerveza tirada porque al otro día hay resaca y esta sí que cuesta. A menos que también seas intolerante al gluten y esté descartada, pero para eso existe el Fernet, Gin o Campari, además del preciado Carmenere o Cabernet Sauvignon en mi caso.
Es verdad abundan las cremas, las canas se ven y esa maldita decisión de que se vean, moda perversa. Para las que decidimos no mostrarlas, ahora el peluquero es nuestro mejor amigo o en su defecto la farmacia.
Obvio que cambiamos, que no nos bancamos un montón de cosas, que elegimos con más cuidado con quien abrirnos y si podemos aunque seamos el conductor designado preferimos el auto antes que el ómnibus. Sí, tenemos barretines: si estás viendo una serie conmigo no adelantes capítulos, si ves YouTube no desde mi cuenta, mi selección de música en Spotify es mía, vieja y la repito mil veces ( por lo menos yo, conozco gente más audaz y arriesgada). Si puedo me levanto cuando quiero, y pretendo que la casa esté por lo menos ordenada.
Las vacaciones son sagradas aunque sean una sola vez al año. Sigo trabajando mucho, hasta el fin de semana sin es necesario.
Pero no quita que ame los jeans ajustados o sueltos según la moda, me haya animado a usar minifaldas, decidido tatuarme, aprender a maquillarme con un tutoriales, a usar la planchita no solo para dejarme el pelo lacio. Compro por internet más de lo que se imaginan, Pedidos Yá es mi aliado.
Me divierte muchísimo bailar y saltar; que mi yo todo no se canse de vivir. Elijo e invierto en recitales y si es necesario cruzaré el charco para verlos. Todos saben que empecé a estudiar otra vez y tengo una sed incansable de aprender y aprehender, aunque esté cansada. Hoy pienso que hubiera estudiado: historia, antropología, psicología, sociología, más filosofía y sin lugar a dudas educación, quizás hoy me da curiosidad y me seduce la neurociencia y la física. Pero como todavía tengo tiempo, leeré un poquito de cada una, para saber nomás, para entender un poquito más el mundo que habito. Obvio nada de eso me hubiera permitido tener un buen trabajo, ni ser funcional al sistema. Pero seguramente me hubiera hecho y me hará muy feliz.
Ya en este momento digo lo que siento, con y sin filtros, en persona, por texto o audio; lloro cuando lo necesito y me voy sola cuando me siento segura a encontrarme y abrazarme en la serenidad de la playa. Espero explorar más, quizás porque nó extender los horizontes y pecharme con otras culturas.
Ayer fui a mi primer cumpleaños de cincuenta y ufff se sentía muy raro, ya cuarenta fue un golpe cincuenta sonaba más a tomar el té que a bailar a los gritos el Peyote Asesino.
Es que no te das cuenta, pero día que pasa es un día que se gasta y la vida o se celebra viviendo o se vive padeciendo.
Ya la panza asomó, los lentes los necesito para leer y agrandé el tamaño de letra del celular, pero honestamente me veo al espejo más linda, capaz porque me animé a ser más yo y disfruto sin vergüenza de la vida que estoy contando, más allá de la piel tersa y suave que tenía a los veinte.
La vida se vive viviendo decían y es verdad. Anoche llegamos a las dos de la mañana de bailar un montón, hoy diez y media me pongo a escribir desde la cama.
¿Alguien me quiera invitar a un cumpleaños la semana que viene? La agenda está libre y ya fui conductor designado ayer, en lo posible que haya DJ, y luces, para no hacer el ridículo con la música nueva que no se bailar, son berretines de los cuarenta y cinco!