Cuando te enteras que tenés COVID te da mucha rabia o por lo menos a mi.
Te enojas con la vida, no entendés por qué no seguías usando tapabocas, por qué fuiste al shopping y en lo personal me puse peleadora. Le respondía mal a todo el mundo. Y en un momento me ví peleando. Perdón no soy así, dije.
Conteste en la mesa donde almorzábamos solo los que estábamos infectados. Mi hija me respondió:—siempre fuiste así, pregúntale a todas mis maestras? Y me reí, porque es verdad todos los años por mis tres hijos conversamos muchas veces con las maestras. El lema con lo posesivo que suena fue “son mis hijos” y yo soy su madre.
Es que sentir cuando patea en el vientre es increíble. La panza crece, los sueños se disparan y honestamente fueron los 3 momentos de extasis emocional y visceral más intensos que viví en mi vida. La verdad es que hay que des-romantizar el parto, no es por nada disfrutable o por lo menos para mi, que mis tres hijos fueron parto natural.
Y ahí pienso de dónde saqué las fuerzas para parirlos y levantarme todos las noches a dar teta, a cambiarles los pañales, hacerles el provechito y volver acostarlos y muerta de sueño esperar a sentir que su respiración bajara y volver a dormir dos horas más.
Juli tuvo neumonía al año de nacer. Yo ya estaba embarazada de Nahu y cuando le hicieron la placa entró con una enfermera. Cuando me confirmaron el diagnóstico no tenía plata ni para un taxi y volvimos en ómnibus a la Teja, tosiendo y yo abrazándola fuerte. Fue lo único importante en su niñez, aparte de mocos, vómitos y diarreas de las cuales me volví experta. Nahu fue muy distinto, con 2 meses tuvo su primer crisis de asma, a los años estuvimos en urgencias por eso (yo soy asmática) y a los cinco años en un campamento jugando como todo niño se fracturó la tibia. En el Hospital Pereira Rossel (porque no existía Fonasa y no podías pagar por asistencia privada) le llegaron a dar morfina para que dejara de gritar. Empezaban las clases y estaba enyesado hasta la pelvis, era ya un niño y no podíamos alquilar una silla de ruedas. Lo llevábamos en el carrito de Lucas que era bebé y encontramos la forma que se deslizara en una patineta por la escuela. Todos los recreos de media hora iba a sacarlo al patio para que estuviera al sol con sus amigos. Obvio que esto lo podía hacer porque ya en el 2006 teníamos el studio y trabajaba en casa. Yo los quería criar y tenia el privilegio que pocas tienen.
Mamá falleció y me dió pánico que a ellos le pasara lo mismo y los lleve para que los viera su pediatra, y me dijo: —ellos están bien, los vi nacer, hacete ver vos si te sale algo los estudiamos pero están bien. Fueron mágicas esas palabras en ese momento.
Lucas fue la prueba más fuerte en mi vida, ya lo he contado. Llevarlo a su terapia por 50 minutos en bus dos horas todas las semanas. Pensar qué fue lo que hice mal?
que era mi culpa, que era la genético de familia. Aguante 5 años con mucho amor y mucha culpa. Empece terapia y solo lloraba. Hasta que un día dije basta y pedí otro diagnóstico y si bien tiene un base ansiosa genética lo que tenía era otra cosa, con un tratamiento menos invasivo se resolvió. Me pidió perdón la psiquiatra. En el medio Nahu que por lo visto era el más travieso se quiebra la muñeca. Algo de experiencia ya tenia y ahora ya estaba Fonasa y la atención fue mucho más rápido.
Los lleve y los traje de cuanta actividad se presentaba la oportunidad. Y salieron de la escuela y se te retuerce el corazón porque ya nunca más van a ser niños. Los juguetes se empiezan a apilar y los video juegos y libros empiezan a florecer. El primer beso, las salidas con amigos, una adolescencia hermosa. En verano la piscina llena de gurises, torta y scones para los invitados. Y salieron del liceo y ahí en silencio lloras un poquito porque estás orgullosa de los hombres y la mujer que te toco criar y ahora si empiezan a volar hacia sus sueños. Pero es imposible no preguntar si armaron el tupper porque van a estar todo el día afuera. Si están abrigados que salen muy temprano y siempre veo algo que necesitan: un broche de pelo, una lapicera, o un par de medias nuevas para cada uno.
Y toco esta semana, y me sentía un poco mal, pero Martín estaba peor. Cuando me enteré de tres casos de COVID me sonó raro hace meses que eso no pasaba, llamé y agende para que le hicieran el test a Martín estaba cada vez peor y me asustaba. Maneje 23km de ida y 23 de vuelta y le dio positivo. Yo tenía una molestia en el cuerpo me había cansado como mucho pero había que descartar que los gurises tuvieran el virus. Agende para el mismo día a las 19:00 y fuimos en barra, otros 23km. para ir y 23km. para venir, todos negativos; pero Juli volvía con fiebre y la escuché toser toda la noche. A la mañana volví a llamar quería que le hicieran el pcr, me sentía mal pero era llevable. La enfermera la vio y le preguntó si podía hacerle el test rápido porque la veía con todos los síntomas y dio positivo. Cuando yo llego la enfermera me ve y me pregunta —te sentís bien? No, pero mejor que ella estoy, —tenes los ojos vidriosos llama que te hago el test ahora, y di positivo también. Llegue a casa manejando hiper-cansada . Me tire en la cama pero me faltaban dos, Nahu es de riesgo porque su asma es crónica y peligrosa. Agende a las
16:00 hs, me tome un ibupirac 850 y que nadie se me cruzara en el camino. Llegamos y el test rápido les volvió dar negativo a los dos. Y le pedí a la enfermera que le haga el pcr y medio que se enojo y le dije: —vivo lejos estoy con COVID no se si pueda volver a traerlos, por favor hacéselos y se los hizo y a Nahu le dio positivo.
Lucas el que más me dolió su vida y en el que tanto me culpe por no haberlo podido ayudarlo más, fue el único negativo sin síntomas. Hoy nos hace el desayuno y lo deja en la puerta de cada cuarto, igual con el almuerzo y la cena, ventila toda la casa, pasa echando alcohol y atendiendo los pedidos.
Con COVID y con fiebre maneje 3 veces, y cuando tuve la certeza que mis hijos estaban en sus procesos y el más chico se hacía el más grande y hasta me cuidaba, caí desplomada en cama.
Tercer día de la madre en cuarentena.
Hay una frase bíblica que me viene dando vueltas en la cabeza y es : ”diga el débil fuerte soy” y cómo mamá es un mantra, hasta que ellos te cuidan y podes ser débil y dejarte abrazar por la cama hasta que el proceso se termine.
Mamis que admiro:
Mi suegra
Mi madre que hizo con lo que tuvo lo que pudo
Mis cuñadas
Mis amigas que maternaron con el mismo amor y entrega
A dos mujeres que conocí hace no tanto Mariana y Carolina (en pleno proceso con una beba de un mes y dos hijes, va con sus veintitantos al vuelo, me hace acordar mucho a mi)
A mi más reciente amiga (tres años más o menos) que decidió no ser mamá, nunca conocí mujer más fuerte que ella.
A mi amiga que nunca se en que país está, que la pasión por lo que entiende es su misión en la vida, no la hizo pensar ni un minuto en la maternidad.
A mis amigas Naty (argentina) y Jeeny (paraguay-uruguay-guatemala) que su amor transpasó el útero.
A ellas, a todas ustedes y a mí, seamos débiles por un día que ellos aprendieron de la mejor a cuidarnos 🙂
Feliz día!!!



