Es el primer golpe a mis principios. Es haberte conocido y desear quedarme con vos. Mis ojos están acostumbrados a ver la vida lenta, a que todo lleve mucho tiempo y que cada segundo valga casi por tres de los tuyos. Realmente no me interesaba conocerte mas allá de lo que se podía pretender por tu fama; el desperdicio total de los recursos me molestan, levanto la bandera del reciclado así como el del saludo al vecino todos los días. Soy de las que cree que una familia se cría en una casa y no en un apartamento, que la tele tiene un límite en el tiempo de la cena y que si no conozco a los papás de mis hijos no los dejo salir. Soy de las que disfruto del canto de los pájaros, las hojas verdes de los árboles en diciembre, de la reposera al sol, de la mancha, la guerra de agua con la botellita de vinagre, la salsa casera y la ropa nacional. Los championes me duran largas temporadas y sería un delirio tener que cambiarlos porque paso de moda su color. Me crié pidiendo perdón, perdón si te peche porque te pusiste adelante, perdón si no te saludé porque me encandiló el sol, perdón por llegar a donde otros no se atreven a llegar. Crecí pidiendo permiso, permiso para sentarme, para levantarme, para comer, para entrar, para salir, permiso, permiso…para pensar, para creer para soñar. Si bien en lo mas profundo y escondido entendí que podrían haber habido otras oportunidades lejos, el cuidado de mi descendencia me bajo a esta realidad. Que me gusta, que disfruto, que vivo, todos los días, desde hace casi 34 años. El problema es que te conocí y me enamoré. Igual creo que todo lo que puedo sentir por vos es el amor de un amante que en silencio te desea y quiere estar con vos, pero que sabe que no es real. Quizás la sensación de saber que solo te puedo amar de lejos hace que mas me encantes, capaz pierde el encanto si me tenes y te tengo. No estoy segura que fue lo que me enamoró de vos…seguramente tu confianza en vos misma, que te tiran y te levantas, que sabes lo que queres, que no pedis permiso sino tomas, que pedis disculpas si corresponde, pero entras con la cabeza siempre en alto sin dejar de ser sumamente cordial. Me impacto tu invitación mundial a la aventura de vivir, tus corridas, tus horarios, tu gente apurada, la vida que hay en vos. Me enamoré, me enamoraste, me conquistate con tus ojos iluminados, con el alto porte de tu arrogancia y elegancia. Seguramente pudiste reflejar todo lo que me encantaría ser y no me voy a atrever o el tiempo de serlo ya paso!. Aunque vos no lo sepas soy tu amante, te amo desde acá, desde la lejanía, desde la paz, desde la locura, desde lo mas profundo de mi alma. Me robaste sonrizas, me hiciste delirar de felicidad cuando no entendía ni tus palabras, me hiciste feliz. New York solo puede amarte desde lejos y hacer todo el esfuerzo para encontrarnos una vez cada tanto, cuando Solymar lo permita! Si el creador me diera la capacidad de nacer en esta tierra otra vez no dudaría ni por un minuto estar con vos.



