Skip to main content

El negro de mis ojos azules, solo lo viste vos, solo vos sin mirarme te diste cuenta.
La sincronía de hechos, el cansancio existencial, ese cisne que se volvió negro después de cargar con hechos fácticos insufribles.  En la conversación y nada más que en la conversación, entendiste o entendías las intenciones que eran solo eso, intenciones.  

Soy bipolar II y arremeto con los infiernos mismos y brillo con la intensidad de un planeta y me desarmo con un pajarito que se cayó del nido y no puede y no tiene las fuerzas suficientes para volver con su madre.  Soy fuerte, terca, empiezo y empiezo una y otra vez.  Pero en mis peores caídas y en mis peores errores caigo en el hoyo sin fin y me alejo cada vez más de superficie, mis brazos y mis piernas que se quieren sujetar de la no gravedad y no lo logran, todo mi dorso cae absorbido por el imán que lo atrae el fondo.  Me duermo llorando ante la imposibilidad de resolver con urgencia ese estado que me deja desprotegida y tomo cada una de las pastillas recetadas, las que mueven mis manos y las que calman los caballos salvajes que galopan en mi pecho, e intento resolver, hacer, mandar, pero hasta ahora sin resultados concretos.   Ahí es cuando la razón vuelve a tener poder sobre mis emociones y es cuando se que no, que estoy haciendo bien, que este es el camino, que el desprecio de tantos y la urgencia de otros no es mi motor primero.  Que valgo, por lo que soy, ese remolino a veces imparable en un cambio tan profundo que algunos dudan del diagnóstico, piensan que al descorrerse el lienzo se develó un sin fin de transformaciones que me impulsan a sentir la felicidad y permitírmelo, viviendo en la realidad. El punto medio, me convierte en la intensidad misma, en la capacidad de amar de una forma desmedida, de iniciar proyectos impensados, estudiar sin ganas, ya cansada pero seguir un poquito más, soy la estridencia que elige su ropa, se pinta los labios y usa championes, la histriónica que ya no tiene miedo a mostrarse .
Y si hoy hablo de mi y solo de mi en este texto (narcisista), es porque, siempre hablo de otros, cuidé a otros, serví a otros y hoy en ese remolino de emociones me siento partida, siento que el dolor en forma de petróleo va recorriendo mi pecho y cae en mi entrepierna como el pis de una niñita, pero espeso y pesado como el dolor mismo de la realidad.
Y termino como empiezo me sobran dedos de las manos para contar las personas que conocen mis ojos negros, no se como los conocen sin mirarme. 

Seguramente el solcito de la mañana escondido entre esas nubes que hacen al clima ideal para escribir este texto, va a salir, capas más al mediodía y la menstruación se decida a terminar de bajar y mis hormonas se alinean, mis pensamientos se ordenen, vuelva a ser el torbellino que deslumbra, crea, genera, regala, le va bien en los estudios, cocina para muchos, y  destapa una Norteña, que aprendí con los años que más allá de la Irish de Cabezas que me encanta y me cae mal, es la que más me gusta. Mi agenda de hoy es mimarme y abrazarme fuerte, no castigarme por lo que no fue y dejé en mi vida en eso, lo que con todas mis fuerzas abracé para que fuera y no en todos los caso se dio.
Y miraré con ilusión ese futuro incierto y con falta de fuegos artificiales, pero futuro al fin. Perdoné y espero la reciprocidad aunque cada uno ejerce el libre arbitrio y eso no depende de mi.
Los caballos pastan, me tiraré en la cama cuando el sol vuelva a bajar y me taparé con el acolchado porque este otoño está más fresco, a mirar una peli, que me recomendará algún cinéfilo o algún amigo que tenga buen gusto. Con una taza de chocolate caliente, mientras siga con el tratamiento, aunque anhele la Norteña y preferiría las conversaciones interminables a mirar tele. 

Todo lo que vivo lo bueno y lo “malo” es por pura χαρις.  Los regalos se reciben, necesito aprender a disfrutarlos con los caballos al trote o pastando.

One Comment

  • Mauro Westch dice:

    Si algo admiro de tu escritura, es el reflejo de la vulnerabilidad a flor de piel. Los pies en el barro del cual SOS consciente, pone también mis pies en el barro. No creo sea un texto narcisista para nada, dado que me pone enfrente a ese reflejo mío que desprecio, pero que es mi más clara muestra de autenticidad. Otra vez gracias Paola! Este texto me ayuda con mi ovillo.

Deja un comentario