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Cuando llevas años de caminos escabrosos. Cuando todo te cuesta tanta que la palabra felicidad queda resignada a recuerdos. Aparecen años como este. Donde por fin las cosas salen bien. Siempre de la mano de trabajar el dolor como catapulta y la cuerda se cortó y volaste lejos incluso donde pensaste no llegar.
Hay sueños que parecían utopías y me hicieron caminar hasta llegar a esta parte de la meta. Soltar sin dejar de amar, creer en mi y mi vocación, salir con gente que quiero, aumentar los conocidos que deseo cerca y abrazar a los amigos fuerte. Poner en stand bye proyectos porque hacer foco es efectivo. Que se agüen los ojos al ver los frutos de las crianzas y creer con todas las fuerzas en los que aún caminan. Acompañada siempre acompañada, “porque es mejor dos que uno, porque si uno se cae el otro lo levanta”
Hace rato esperaba un año así, el aula me hizo entender que ese es mi lugar donde realmente soy feliz.
Falta un mes para cerrar el año pero quería cerrarlo hoy, ya que me hicieron recordar que “nadie puede y nadie debe vivir, vivir, sin amor”
Ese fuel el motor que me hizo tener el mejor año en tiempos. Un día a la vez sorprendiéndome, pasando situaciones difíciles pero pasándolas, dejando que el mundo se devele y el tiempo no sea lineal.

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