Por estos lugares el año empieza tarde, tenemos nuestro clima bien marcado y hace que las clases en todas la áreas arranquen en marzo (último mes de verano y primero de otoño). Y recién ahí comienza el año. La dilatación de las vacaciones fue fantástica, para padres agitados, cansados y desorientados, pero ya era hora de que el agua volviera a su cause. Todas esas necesidades hicieron que tomáramos decisiones y hubieran cambios. Cambios que este año no nos afectan directamente o no como el año pasado. La hora de la verdad se acerca. Ahora si estamos mudados, en todo el amplio sentido de la palabra. Y mi ansiedad no es hoy porque tengo que llegar para que el resto de la familia siguiera con su vida, sino que ahora cada uno se adapte en lo que le toque cambiar totalmente. Esta es una situación que me dio mucha felicidad esperando que las decisiones hallan sido las mejores, es una situación que me da descanso, pero también es una situación me genera no se si ansiedad, sino que todo camine con sus propios pies fuera de mi control. No puedo determinar si la nueva maestra es buena o mala, si el grupo los incluye o los excluye, si les gusta o no. Se que fue mi mejor esfuerzo, pero no puedo dominar las circunstancias y eso me asusta. A mi concentración hoy no la puedo agarrar de la cuerda y hay tanto para resolver!. Respiro hondo y suelto el aire, una vez, otra y otra y miro el reloj para ver cuanto falta. En algún sentido descanso que es lo mejor que podía dar pero igual se que no puedo «controlar» los resultados. Según lo que trabajamos el año pasado en terapia el no haber tenido esas barreras de protección en la cancha de bowling (hasta que pudiera tirar la bola sin que se valla por la canaleta), hacen que cuide tanto de los detalles…puede ser que un poquito de protección extra no me hubiera venido mal. Pero bueno, ahora aprendiendo a perder el control, a ayudarlos con la mudanza y disfrutar de la adrenalina de la estabilidad…




