Cuando jugábamos en el patio de la casa de los abuelos con mis primas, la mayor tenía dos años más que yo y solo por eso, podía elegir ser ella la heroína primero.
Yo siempre quise ser la Mujer Maravilla, soñé con el lazo, la corona y los brazaletes, pero era más chica, tenía que ser lo que ella no fuera. La mujer araña (que no se le vía la cara), Gatúblea que no era buena…en fin terminaba siendo mariposa, no salvaba a nadie y volaba libre sobre las flores. Era hermosa y el color y forma de las alas las elegía yo.
El problema aparecía cuando mi hermano un año menor que yo y que auspiciaba de villano, venía a atraparnos. Mis primas tenían super poderes y siempre podían escapar y correr por todo el patio, yo podía volar pero lento como danzando y era a la primera que me agarraban y me ataban con un lazo invisible poderoso y quedaba atrapada hasta que mis primas me soltaban o la abuela nos llamaba a tomar la leche.
Quizás fue por eso que en el momento de ser mujer elegí ser la mujer maravilla, por la desprotección en mi niñez, ponerme el traje de la mujer maravilla me hacía ver poderosa y salvadora, (lugar que con mas años entendí que no era el mas sano). Salvar vidas, guardar el orden, proteger a pesar de mi misma. Así me mostré y quisieron verme: poderosa, emprendedora, con ideas, con nuevos comienzos y con finales dramáticos.
Debería haber sido una mariposa, solo volar libre por las flores, ver el cielo azul, que la brisa me acariciara y no tenía que encargarme de nadie, solo comer lo suficiente y ser yo, igual cumpliría el rol de dejar hermoso el jardín. Entiéndase hermoso como sublime, como un lugar donde querer estar.
Pero eso es imposible para mi. Fui pensada para pensar por el otro antes que yo, hasta que más de una vez me enferme y me caí; aunque la causa era noble.
Hoy si te veo mal igual te pregunto cómo estás?, si puedo te voy a ver.
Si tienes una necesidad comparto lo que sea, mi café, mi vino y mi pan.
No tengo la capacidad de guardarme nada. Repartir justamente me complica la cabeza.
Que duermas en una casa, que tengas papás, un abrazo y un lugar donde llorar.
Ayudar a crecer en tamaño y sabiduría a mis hijos y los hijos de mis amigos ha sido sin duda por más de 20 años la razón de mi lucha. Ya cuidé a mamá y ahora me toca cuidar a papá. Hoy sinceramente me gustaría ponerme el traje de mariposa volar sin responsabilidades sin hacerme cargo, sin dolor y disfrutar de lo que quiero y los que quiero. Pero estoy sola como mil veces y tengo que hacerlo aunque elegiría otras soluciones. Pero el traje de mujer maravilla me lo hicieron a medida y el de mariposa me queda grande (por ahora y un tiempo mas no puedo por mas que lo anhele).
Me lo saco algunas noches cuando ya no puedo con el peso de la vida, las responsabilidades y el amor, cuando me acuerdo que soy una simple mortal y se caen solas las lágrimas y te pienso bien y nos pienso bien. Pero debo confesar que a veces me arrepiento, porque al otro día me cuenta que deambuló por el cuarto con el riesgo de caerse, porque me olvide de darle la última pastilla para dormir (que se la doy en la cama justamente para que no se caiga) porque no hay más nadie que se haga responsable.
Esos días pienso porqué me saqué el traje? Es tan simple la respuesta: quería ver una peli, tomar un buen vino disfrutar y olvidarme por un buen rato que soy la Mujer Maravilla.



